viernes, 4 de julio de 2008

Because money makes the world go 'round

Valla que se nota que mi vida va cambiando.. estoy dejando los teen years ya, y lo estoy empezando a resentir. Aún no cumplo los 19, pero ya me ví, totalmente triste y deprimida por empezar mi etapa de adulta en la que definitivamente, debo ser responsable y comportarme como toda una señorita...

Todo comienza con las terribles situaciones a que uno se enfrenta -cada vez más fuertes- en las que debemos tomar nuestras propias decisiones, solitos como ostras, y enfrentar sus consecuencias.. solitos.. como ostras...

Aunque claro.. este tipo de decisiones pesadas empezaron cuando yo aún tenía 17 años: el decidir qué camino quiero tomar para mi futuro, a dónde me quiero ir a estudiar, qué carrera deseo ejercer.. esas decisiones importantes, según los adultos -aquellos eternos expertos que jamás dejarán de aconsejarnos-... pues.. es probable que tengan razón, tal vez ellos sólo esperan que uno tome la decisión correcta, basada en la sobrevivencia de un ser humano en sociedad, hacia un futuro no muy lejano… el tener una familia, un trabajo, buenos y sólidos ingresos; el ser un buen elemento de dicha sociedad.. ser un buen muchacho trabajador.. una buena ama de casa.. estoy plenamente consciente de que eso es importante (lo de tener un buen trabajo y ganar bien), y vaya si lo es… –no tanto por el estatus social que se recibe casi automáticamente en relación con nuestros ingresos mensuales, sino más bien por cuestiones meramente personales–, porque a nadie le agrada estar estirando cada billetito para que le alcance —aunque pareciera que el gobierno de México está empeñado en hacer a cada ciudadano un experto en la supervivencia con pocos recursos, no es cosa fácil, y muchos han de morir en el intento—, pero no es sólo la cuestión de sobrevivir.. de llevarse día a día pagando lo mínimo para sobrevivir; no, todo va más lejos.

Como el claro y andante ejemplo que soy yo: integrante de una familia de clase media, iniciando su carrera, con muchos sueños por cumplir y.. muy poca posibilidad económica para lograrlos. No sé si será que sueño demasiado, o que añoro más de lo que jamás podré tener, pero para mí, el soñar y desear cosas, tanto materiales como simbólicas, es lo que me mueve día a día, lo que me lleva a la acción y lo que me ha puesto justo donde estoy ahora.

Para todos ha sido difícil, en especial para mi padre, el señor “incansable y trabajador” de la familia. Sin su esfuerzo, yo probablemente estaría limpiando mi casa todas las mañanas y viendo televisión todas las tardes. Y en verdad agradezco que esa imagen de una holgazana pueblerina se ha de quedar sólo en mi imaginación. Sin embargo, parece que ésta transición me ha llevado más allá de donde pertenezco. Por momentos siento que al salir fuera de mi ciudad e irme lejos a estudiar me ha abierto puertas, me ha acercado a mis sueños y me ha puesto más cerca de algo a lo que algún día podría yo pertenecer.
Y es que ser la muchachilla dentro del pueblo que escucha sólo música en inglés y que no se levanta a arreglarse todas las mañanas para conseguir novio, me ha hecho sentir muchas veces fuera de lugar. Fueron 17 años en los que siempre sentí que estaba haciendo algo mal. Diecisiete años de infancia y juventud que no pude disfrutar por completo, a falta de cosas en común con el resto de mis compañeros, gente normal.
Ahora, con un poco más de espacio, un poco más de variedad en cuanto a gustos y disgustos, me encuentro en una gran metrópoli, conociendo gente nueva, con intereses distintos, respetables e incluso; algunos, afines a los míos. Pareciera que he encontrado mi lugar, pero.. ahí surge mi problema de ésta noche: tampoco pertenezco a este sector; tengo muchas cosas en común, así es, pero aún así, no soy como ellos, no tengo lo que ellos tienen, y simplemente termino añorando más lo que ellos tienen y yo jamás podré tener. Estoy viviendo una vida que no me corresponde; me estoy convirtiendo en algo que no puedo ser.

Pero bien dice Paulo Coelho: “Cuando realmente deseas algo, el Universo entero conspira para que lo logres”. Y no sé qué tan cierto es eso, pero pongo toda mi fé y esperanza en que es verdad. No he de ser esa niña rica y malcriada, pero tengo idea de qué es lo que quiero, y haré lo que esté en mis manos para conseguirlo; aún cuando eso signifique sacrificar muchas más cosas.

Aunque a veces, aún cuando se quiera dar todo por alguna cosa, se descubre que es el dinero lo que hace girar al mundo. Y no es que sea materialista pero, tenemos que aceptar que hay muchas cosas que el dinero compra y que nos hace felices -o algo así, en el supuesto de que la felicidad exista.

La única manera que yo tengo a mi alcance para conseguir dinero es pesada, es fuerte, y conlleva muchas cosas; sin embargo, la paga es poca, y los tiempos están duros. Uno junta un poco de su lanita que tiene por ahí y que se va ganando, con la firme esperanza de poder conseguirlo. Poder entrar al incesante mundo del capitalismo, comprenderlo y poder jugar bajo sus reglas…
Pero qué pasa cuando tienes poco capital y muchas ideas en mente? No hay mucho que puedas hacer.. Eso de “el que quiere puede”, queda totalmente invalidado en un mundo dominado por los euros, los dólares y la guerra. Yo quiero muchas cosas, y las quiero demasiado, noches enteras sin dormir pensando e imaginando la maravilla de tener una u otra cosa.



Odio al capitalismo y a todos sus exponentes.
Y aún así, busco jugar su juego, regirme por sus reglas.. y encontrar la inexistente felicidad.




Y como le digo a mi hermanito: no importa cuántas veces me preguntes si aún quiero mi cámara, porque esa respuesta nunca cambiará.. QUIERO una cámara!




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