lunes, 22 de noviembre de 2010

La Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana surge como un movimiento por parte del pueblo en contra del gobierno; surge como una fuerte manifestación en contra de lo establecido, oprimidos se rebelaron en contra de sus opresores. Fue un levantamiento que buscaba terminar con las injusticias y desigualdades generadas por parte de las autoridades.
México hace exactamente 100 años, decidió levantarse en armas y luchar por lo que creía correcto. Un pueblo entero se unió en contra de la minoría en el poder, buscando un México mejor.

Hoy en día, tantas décadas y celebraciones después, surgen varias preguntas: ¿En verdad estamos en un México mejor? ¿En verdad tenemos todo por lo que nuestros antecesores lucharon hace cien años? ¿En verdad somos libres, iguales y justos?

Yo no sabría qué responder, honestamente. Por un lado, se supone que tenemos un país con igualdad de oportunidades, con democracia y libertad de elección. Con una libertad que probablemente, nuestros compatriotas hace 100 años sólo podían imaginar. 
Pero por otro lado, contamos con un sinfín de problemas más, que a mi parecer, existen desde antes de 1910. Falta de educación, falta de seguridad, falta de empleos, falta de solvencia económica, entre muchos otros.
Entonces, me pregunto. ¿Qué ganamos con la guerra civil que vivimos hace 100 años? ¿Qué ganamos con la guerra de Independencia hace 200 años?
No puede uno ser pesimista y suponer que no sirvió de nada la lucha de nuestros antepasados, pues sí hicieron mucho por nosotros. Sí tenemos mucho qué celebrar, pero el problema, creo yo, reside en el hecho de que tenemos esa falsa idea de que ya todo está hecho, que no hay nada más que podamos hacer. Creemos que la guerra de hace 100 años nos dio sólo lo que nos merecíamos, y que la manera en que el país está ahora, es la manera en que debería estar.
Estamos en el país en el que 'no pasa nada', en el que las cosas 'son como son, y nimodo', y es justo eso lo que nos impide mejorar, lo que no nos permite progresar como nación.
Somos una generación de mexicanos inconformes con su sistema. La juventud en específico ya no confiamos en aquellos en el poder. Conocemos el pasado histórico de nuestro México, nos inquieta y nos duele, pero no hacemos nada al respecto. Somos unos maestros a la hora de enumerar los errores de todos y cada uno de nuestros líderes políticos, pero nos cuesta mucho trabajo el proponer soluciones para alguno de estos problemas.

Hemos llegado a una desesperanza tal, que nos convierte de cierta manera indiferentes. Creemos firmemente en el hecho de que la política en México está totalmente corrompida,  que aquellos en el poder sólo velan por los intereses de unos pocos, y que la situación está  en tan malas condiciones, que ya no tiene caso hacer nada por mejorarla y, por lo tanto, no hacemos absolutamente nada por solucionarlo. Estamos convencidos de que es una causa perdida y preferimos mantenernos alejados del problema, en vez de buscarle un final. Preferimos no votar, a exigir mejores candidatos para que nos representen.

Nosotros los jóvenes tenemos ahora la gran responsabilidad de observar más detalladamente a nuestro país y de identificar los problemas que lo llenan. Nos toca a nosotros, el futuro de éste país, luchar por una verdadera igualdad de oportunidades y por una verdadera democracia. Es nuestro turno de exigir lo que el gobierno -nuestro protector- nos debería haber dado desde hace 200 años, cuando todos los mexicanos se unieron para conformar su propia nación libre.

Sin embargo, sólo algunos pocos son los que se levantan de sus asientos, los que toman la palabra y toman acción con respecto a todas estas cuestiones. Son sólo unos pocos los que salen a la calle a exigir un México mejor, un México sin violencia, con seguridad. Un México libre, justo e igualitario donde no dé miedo salir a la calle, donde se promueva la participación activa de todos los ciudadanos. Un México donde se promueva el respeto, la igualdad y la justicia. Un México donde sí haya paz.

Nosotros como mexicanos y, en específico, nosotros como jóvenes en proceso de ser el futuro político  y económico de este país, tenemos que caer en cuenta de todo lo que pasa a nuestro alrededor, y debemos encontrar soluciones a la gran cantidad de problemas que nos rodean. Tenemos que comprender que lo que nuestros antepasados lograron hace 100 años, no representa más que el inicio de un gran camino que aún nos queda por recorrer como nación. Debemos comprender el hecho de que ahora nos toca a nosotros el llevar las riendas de ese progreso, para no frenarlo y mantenerlo mejorando. Debemos comprometernos con nuestra nación y aceptar la enorme responsabilidad que conlleva el ser mexicano en estos tiempos. La revolución aún no se ha terminado, y es nuestro deber como jóvenes progresistas, el mantenerla viva.

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